Las teclas oprimidas
una tras otra,
definiendo la prosa
que dará forma a la historia.
Las palabras,
sutil y discretamente
elegidas por el artista,
parecen bailar en el renglón.
La científica precisión
y el delicado tipeo,
dan al mecanógrafo
un papel crucial.
Anacrónica idiosincrasia
que permite descargar,
del puño a la pluma
y de la pluma al papel.
Basado en el manierismo
permite fluir,
las tempestuosas ideas
del mecanismo.
Los ficheros repletos
de críticas y protestas,
de un público harto
de renglones cliché.
La inocente victima
asume la derrota,
caer deja a la pluma
y el abatimiento le azota.
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